Buscando el amor

Puede ser difícil reconocer que uno anda buscando, porque nos da susto que quede demasiado en evidencia que «estamos en falta». Si busco es porque no tengo algo, ¿cierto? Y al mismo tiempo uno no quiere caer en los estereotipos poco favorecedores asociados a la búsqueda: la desesperada, la necesitada, la fallada. (Nuestra sociedad es muy poco amable con los solteros que quieren encontrar pareja).

Y sin embargo, muchos estamos buscando amor. Puede que ya tengamos una relación y que sintamos que dentro de ella no recibimos el amor que añoramos, o que estemos solteros y todavía no encontremos el tipo de relación que imaginamos para nosotros. Si bien son situaciones diferentes, en el centro de ellas está el mismo deseo: ser capaz de amar y ser amado.

Uno de los problemas que considero que pone más dificultad a encontrar y crear vínculos amorosos que perduren es la idealización de la relación romántica y la poca tolerancia a la frustración. Las expectativas pueden jugar una muy mala pasada y hacer que, en la medida en que no se cumplen, vayamos acumulando rencor, dudas y desprecio. Si pensamos que en el amor todo tiene que fluir todo el tiempo, que tenemos que estar siempre alineados con el otro, que el otro debiera saber lo que queremos o necesitamos, le pondremos mucha presión a algo que ya, de por sí, es delicado.

Por otro lado, estamos en una fase histórica bien histriónica, donde lo privado deviene público sostenido por una estetización de lo personal, lo sexual y lo sentimental. Entonces nos encontramos con el complejo de que el pasto del vecino es más verde, caemos en comparaciones odiosas y volvemos un espectáculo aquello que hasta ahora era un asunto entre dos.

También veo a mucha gente que entra en narrativas discursivas de qué es cool, deseable y a la moda respecto de las relaciones románticas, y tratan de adoptarlas, forzándolas a su experiencia, y no funciona porque no es coherente con lo que realmente buscan (mucho poliamor que no quiere serlo, mucha relación abierta que llegó ahí como última solución para no soltar el vínculo, mucha pseudo indiferencia cuando lo que se desea es sentirse especial y deseado por un otro). Después de tanto fuego artificial, ¿dónde está el fondo?

Lo que puedes hacer hoy mismo

En ocasiones batallamos contra la realidad y eso solo nos genera desgaste. Creemos que lo podemos controlar todo y nos frustramos porque a pesar de nuestros esfuerzos, las cosas resultan de manera diferente. Otras veces se nos olvida que efectivamente hay cosas sobre las que podemos tener influencia. Entonces podemos pasarnos mucho tiempo a la deriva, culpando al mundo porque las cosas no funcionan como nos gustaría, pero sin hacer nuestra parte.

Por este motivo pienso que es tan importante distinguir entre lo que está fuera de nuestro control y lo que podemos controlar.

Lo que no podemos controlar
– Cuándo conoceremos a alguien que nos guste
– Que sea recíproco lo que sentimos por el otro
– Cómo el otro se comporta, siente, piensa. Las decisiones que toma
– La opinión que el otro tiene de nosotros (acá podemos influenciar, no controlar)

Lo que sí podemos controlar
– El exponernos a situaciones donde podamos conocer gente nueva (en vez de esperar que el otro llegue a tocar el timbre)
– A quién dejamos entrar en nuestra vida
– Cómo afinar el ojo y elegir mejor (elegir distinto al historial. Y no elegir el potencial)
– Tener expectativas razonables y estar a la altura de estas expectativas
– Distinguir entre características necesarias versus deseables
– Cómo nosotros nos comportamos, sentimos, pensamos
– Definir la calidad de trato que estamos dispuestos a aceptar (saber poner límites)
– Aprender a pedir lo que necesitamos

Te cuento mi caso

Para mí las cosas empezaron a mejorar cuando pude ser honesta conmigo misma y con los demás y decir abiertamente qué era lo que quería. En vez de intentar salvar las apariencias, tuve que atreverme a ser vulnerable.

Luego de ese paso, tuve que fijarme en la brecha: ¿lo que buscaba, se fijaría en mí tal como estaba comportándome ahora? En el fondo, ¿estaba yo misma poniendo trabas a hacer ese match? ¿Había cosas que por flojera, complacencia o simple falta de criterio estaba ignorando de mí misma? ¿Me estaba haciendo responsable de mi parte? Acá tuve que trabajar un montón para alinearme con la persona que quería ser.

Hubo un par de mitos que también tuve que desarticular para poder encontrar una relación que realmente me resultara cómoda, estimulante y satisfactoria. Por ejemplo, la idea de que tenía que estar 100% resuelta o sana porque o si no nadie me podría amar (eh, 100% irreal). O la idea de que tenía que preservar mi independencia a toda costa y velar por mí para que no me pasaran a llevar (cuando entramos en una diada, la diada cobra preponderancia. Si ambos en la pareja entienden esto, es muy improbable que se pasen a llevar).

La idea del «alma gemela» -que tampoco es una idea realista- nunca me convenció, pero sí creía que la persona que encontrara debía ser muy parecida a mí en algunas cosas porque o si no me aburriría (prefiero a alguien que sea distinto que me complemente). También creía que existía algo así como ser la polola/ mujer poco exigente o de bajo mantenimiento (sorpresa: no existe. Nadie es «fácil» en la intimidad).

Y luego me di cuenta de que elegir distinto era esencial. Si venía durante años dando bote contra un mismo muro, era porque algo de lo que estaba escogiendo para mí no funcionaba. Decidí cambiar el foco, y para eso tuve que ser muy clara respecto de qué era lo que quería a largo plazo -algo que nunca me había podido plantear muy seriamente porque no sentía que lo «a largo plazo» fuese a ser algo que funcionaría para mí. No creía que me lo merecía ni que pasaría-.

Cuando encontré el tipo de vínculo que estaba buscando tuve que seguir trabajando en mí: me di cuenta de mi tipo de apego, del de mi pareja, de las cosas que estaba haciendo que estaban arriesgando la relación y tuve que decidir cambiar… y con esto quiero decir, cambiar yo, porque tuve que asumir que yo no tenía el poder de cambiarlo a él (lo que hubiese sido, patudamente, lo que hubiese preferido, ja!).

Dentro de las cosas que decidí y que me ayudaron a dar vuelta mi vida estuvo: dejé de tomar alcohol (no me hacía bien y no era la mejor versión de mí misma cuando lo hacía); tuve que dejar de culpar mi historia personal y a los demás y decidir que a pesar de ella, me comportaría de manera diferente; tuve que aprender a discutir de temas emocionalmente cargados sin jugar el rol de víctima ni atacante (mejorar mi comunicación). Sigo trabajando en mí y en lo que yo puedo hacer para mejorar, porque me hago responsable de mi parte.

Lograr tener una relación amorosa, profunda y segura es la pega de una vida entera. Y esa es la aventura en la que nos embarcamos cuando decidimos amar a alguien. El esfuerzo, el cuidado y la paciencia no es algo que dejamos de aplicar pasados 5, 10 o 20 años, sino que son intransables. Nada de esto es sencillo ni instantáneo, pero vale la pena.

Tu turno

¿Cómo ha sido para ti la búsqueda del amor? ¿En qué lugar de tu historia te encuentras? ¿Qué tipo de ideas sostienes sobre el amor que mereces? ¿Qué estás dispuesto a hacer para encontrarlo / cultivarlo?