¿Cuándo vale la pena ir a terapia?

Si te has estado preguntando cuándo ir a terapia, llegaste al lugar correcto. Antes de invertir dinero, tiempo y energía en la terapia, evalúa si es el momento para hacerlo. A continuación te dejo 6 situaciones en las que vale la pena ir a terapia psicológica y 3 motivos convincentes para no hacerlo.

6 razones para ir a terapia

  1. Una sesión para “despabilar”. Muchos piensan que ir a terapia significa comprometerse a largo plazo, pero a veces con una sesión basta. Hay ocasiones en que lo que necesitas es un punto de vista externo a la vena, no un proceso psicológico. Si hay algo que te cuesta resolver, puede ser que en una sola sesión encuentres una pequeña-gran idea que te ayude a enfrentarlo de manera diferente. Otras veces tiene que ver con simplemente encontrar a alguien que esté dispuesto a escuchar.

  2. Estás atravesando un cambio vital. Hay situaciones en las que buscar un apoyo adicional es una movida inteligente, porque te permite tomar mejores decisiones y sentirte más seguro. Todo cambio implica dejar algo atrás (lo que puede generar tristeza o un proceso de duelo) y enfrentar algo distinto que comienza (lo que demanda adaptación, flexibilidad, tomar decisiones, etc.). Por ejemplo, si falleció alguien cercano, si te cambias de trabajo o si perdiste el que tenías, si estás atravesando un divorcio o comenzando una relación, si estás embarazada, padeciendo una enfermedad, etc.

  3. Has experimentado una situación traumática y te está costando procesarla. Vivir una experiencia traumática no significa estar condenado a ella. Los psicólogos expertos en trauma están preparados para acogerte y entregarte las herramientas para que puedas superar el trauma y tener una vida satisfactoria.

  4. Notas que estás teniendo cambios de humor marcados o que no estás en tu 100%. Cuando dejamos de sentirnos que somos nosotros mismos, cuando nos “desconocemos” y notamos que nuestras relaciones y vida diaria se ven afectadas, es buena idea consultar. A veces estos son los primeros síntomas de algo que se está gestando y atraparlo a tiempo puede ahorrarte muchos malos ratos.

  5. Tienes un diagnóstico de una condición de salud mental y quieres sentirte mejor. Algunas personas eligen tratar sus condiciones mentales con fármacos, otros yendo a terapia y otros lo hacen de manera combinada. Si padeces un cuadro de salud mental, la terapia puede entregarte información útil para manejar tu condición (psicoeducación); proporcionarte herramientas para cambiar tu manera de pensar, sentir y actuar, y darte el apoyo necesario para implementar los cambios.

  6. Si te das cuenta de que tu vida podría ser mejor y buscas un cambio. En ocasiones pasa que nos acostumbramos a vivir con un malestar de base, como si ese estado fuese lo mejor a lo que podemos aspirar. Por ejemplo, muchos asumen que vivir con ansiedad es su “normal” o que sentirse deprimidos la mayoría del tiempo está bien (siempre podría ser peor), y por lo tanto pasan años sintiéndose así. Otros tienen relaciones de pareja insatisfactorias de años y lo aceptan. Y otros más tienen hábitos y/o adicciones que los hacen sentir atrapados, pero asumen que es parte de quiénes son y que no pueden cambiar. Algunos, queriendo tener pareja, se resignan a estar solteros. Otros se conforman con seguir repitiendo una y otra vez los mismos patrones relacionales negativos con diferentes personas. Estas mismas personas son las que a veces se permiten soñar otra vida, pero rápidamente se la niegan porque nunca han sabido vivir de otra manera. En estos casos la terapia puede ser el catalizador de los cambios que nunca habías imaginado que podrías lograr.  

En cualquiera de estas situaciones, te aliento a considerar la terapia como una opción. Eso sí, fíjate muy bien en lo siguiente:

  • El tipo de corriente teórico-práctica del psicólogo que elijas. Esto puede determinar el éxito o fracaso de la terapia, dado por el enfoque con el que abordará los problemas que plantees como por el tipo de terapia que a ti te acomoda o no.
  • Evalúa tu disposición de tiempo y recursos. ¿Cuántas veces te gustaría consultar? ¿Cuánto tiempo estás dispuesto a invertir? ¿La tarifa del psicólogo es adecuada a tu bolsillo?
  • En la primera sesión ya puedes darte cuenta de si hay buen feeling o no con el psicólogo. No porque hayas ido una vez significa que no puedes cambiar o decidir probar con otro. Aprovecha durante la primera sesión de hacer todas las preguntas que se te ocurran. Toma nota de cómo te sientes con el psicólogo y aclara tus dudas.

Razones para no ir a terapia (y no botar tu plata ni tu tiempo)

  1. Si no tienes la disposición para hacer las tareas. Está comprobado que hay una relación entre el progreso en terapia y el compromiso para hacer tareas. Para algunos tipos de consulta no es necesario hacer tareas, pero para el resto de las condiciones suele ser necesario. Las tareas permiten dos cosas: acelerar el cambio y empujarte a utilizar las técnicas que aprendes en tu vida cotidiana. Personalmente, no considero que tenga mucho sentido ir a terapia simplemente a cumplir con la hora de desahogo y luego esperar hasta la siguiente sesión.

  2. Si no estás dispuesto a hacer los cambios necesarios para estar mejor. La terapia puede ser un espacio para uno mismo, para darse un respiro, pero hay un riesgo. Si ese «respiro» es muy efectivo puede volverse una condición que mantiene el status quo, en vez de ayudarte a cambiar.
    Por ejemplo, supongamos que estás en una relación de pareja con patrones de comportamiento negativos (muchas peleas, gritos, quiebres, etc.). Decides ir a terapia buscando una oreja que te acoja, pero pasa el tiempo y nada cambia. Tu relación sigue siendo la misma, igual de tormentosa. Es solo que ahora tienes la vía de escape de la terapia para sentirte más contenida. ¿Es eso suficiente? A mí me parece que no.

  3. Si no estás dispuesto a asumir tu responsabilidad. Es muy frecuente que lleguen pacientes que quieren validar su versión de los hechos y demostrar que tienen razón . Quieren probarse a sí mismos, al psicólogo, a la pareja, a los amigos y a la familia que son víctimas, y desligarse de su responsabilidad. Si la terapia es solo el lugar donde el paciente va a quejarse sin hacerse cargo, es muy difícil que se generen cambios. Esto no niega que existan situaciones en las que estamos expuestos a las conductas de otros o donde nos pasen cosas negativas. Lo que hay que recordar es que siempre hay algo sobre lo que podemos tomar responsabilidad.



Notas:
The Relationship Between Homework Compliance and Therapy Outcomes: An Updated Meta-Analysis https://link.springer.com/article/10.1007/s10608-010-9297-z